Para todos los gustos
Puede que resulte exagerado, pero prácticamente todo el mundo tiene un pantalón de mezclilla en el clóset. Quienes los usamos no sólo tenemos el modelo clásico, sino dos o tres pares más en distintos cortes, texturas y tonos.
¿Qué tienen los pantalones vaqueros para seguir produciéndonos tanta fascinación? La clave está en sus múltiples usos, su capacidad de adaptarse a distintas situaciones y al paso del tiempo, y que se pueden combinar con todo tipo de prendas.
No hay reglas para el lugar ni el momento de llevar unos jeans, puedes usarlos para ir al campo o al antro. Puedes darles un aire étnico, hippie, rockero, formal, romántico, etcétera. Y puedes estar segura de que el pantalón de mezclilla jamás pasará de moda.
En las tiendas encuentras modelos rectos, ajustados, holgados, a la cadera, con pierna estrecha, pata de elefante, parches, rodillas rasgadas o rotas, deshilachados, bordados, con incrustaciones, cordones, flecos, de mezclilla deslavada, teñida, blanca, tratada, gruesa, ligera, combinada con otros textiles o cuero, con sus elementos de origen como remaches o bolsas traseras bordadas.
La fiebre de la mezclilla ha afectado tambié a los tops, corsés, faldas, minifaldas, shorts, vestidos, blusas, chaquetas, bikinis, gabardinas, gorros, bolsos, zapatos, e incluso ropa interior.
Para sus fabricantes el ‘denim’ es una mina de oro. Las actrices de Hollywood los visten y los diseñadores como Calvin Klein, Karl Lagerfeld, Armani, Valentino, Moschino y Versace los incluyen en sus colecciones.
Un viejo mito
Levi Strauss se dio cuenta de que los jóvenes soñadores de la fiebre del oro necesitaban ropa fuerte y resistente para aguantar las largas jornadas entre el barro y las piedras de las montañas.
En 1873 instaló la primera fábrica de pantalones de mezclilla, con mineros, buscadores de oro, granjeros y mecánicos como clientela. Jamás habría imaginado lo que iba a pasar con aquellos pantalones rústicos de los trabajadores.
De rebelde a elitista
En los años 30, la clase social acomodada americana que disfrutaba de sus días libres en ranchos montando a caballo, escogió los vaqueros y las camisas de cuadros como vestimenta.
En la década de los 40, las modelos de las portadas de las revistas Vogue y Madmoiselle lucían jeans, camisas de cuadros, pañuelos al cuello y botas de montar.
En los años 50, el pantalón de mezclilla se popularizó en la gran pantalla con los westerns. Los astros del cine y las estrellas de rock usaban pantalones vaqueros, convirtiéndolos en un signo de rebeldía e independencia.
En los años 60, con la revolución sexual los ‘tejanos’ fueron adoptados por la mujer en su vestimenta diaria, volviéndose sinónimo de igualdad sexual. Dejaron de tener un corte unisex para ajustarse al cuerpo femenino.
En la década de los 70, la crisis económica obligó a mucha gente a optar por estos pantalones de bajo precio y larga duración. El modelo clásico era el de talle bajo y pierna acampanada.
A mediados de los 80, su precio se disparó pero aún así este gran invento siguió siendo usado por granjeros, mecánicos, rockers, punks, gays, juniors, banqueros y princesas. Las firmas de moda introdujeron el efecto desgastado para darles a los jeans nuevos ese aspecto de usados.
Desde la década de los 90, los blue jeans no son una prenda básica, sino una prenda de moda.
Los jeans del 2006 vienen en muy distintos estilos, pero todos rememoran la década que les dio su mayor gloria: los 80. Ahora se adaptan al cuerpo, pues la mezclilla viene combinada con lycra, el estilo capri o pescador es uno de los más cotizados, y vienen en una gran variedad de tonos, desde azul marino hasta azul celeste.
El cuerpo que anhelabas
Presume un cuerpo espectacular con los Pomp Up Jeans, su diseño y corte especial realzan tu figura y te ayudan a tornear tus piernas, reducir las chaparreras, oprimir el abdomen, marcar la cintura y sobre todo levantar y moldear tus glúteos. Sus diseños son a la cadera, debajo de la cintura o a la cintura, de la talla 2 a la 40. Vienen deslavados, con bordados y en distintos colores, texturas y diseños. En la República Mexicana los encuentras en Sears y en distribuidoras particulares.
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